Tenía una Línea, Enteramente una Línea…

SANTIAGO MERINO

mayo 23 - septiembre 2

Santiago Merino

Ciudad de México, 1973

 

Artista visual. Se formó en la Escola Massana Centre d’Art i Disseny de Barcelona, España (1992-1994), y en la Escuela de Pintura, Escultura, y Grabado La Esmeralda de la Ciudad de México (1995-1997). Su trabajo ha sido sujeto en varias exposiciones a partir de 1994 en México y en el extranjero; Entre las que destacan: Creación Accidental en Galería Hakim, Ciudad de México (1997), Topografías en el Museo Ex Teresa Arte Actual (INBA) (1999), Monocromo Concreto en Oficina para Proyectos de Arte (OPA)(2009), Colaboraciones Forzadas, Museo Universitario del Chopo (2014), Monolitos para nebulosas, Casa del Lago (UNAM)(2016-2017). En 2018 participó en la exposición “Fantasma semiótico (s)cituasionista” Museo de arte Carillo Gil. Cordón umbilical retiniano/Concretismo lírico, ESPAC (espacio de arte contemporáneo), Ciudad de México. Revisión No.1 en Art Deposit (1997). Suavage, La Panadería, Ciudad de México (2002), y Axis México en San Diego Museum of Art (2002), Storage and Display, Programa Art Center, Ciudad de México (2003), Intervención 001/ Academia 14, Ciudad de México (2009), Ugly, Dirty, and Bad / Feos, Sucios y Malos, Ciudad de México (2012), y Un Mal Necesario, Ciudad de México (2013). A finales de los noventa fue miembro del grupo Cooperativo Incidental. Co fundador del proyecto de activaciones de arte en la calle de Bucareli: Bucareli Act, que se realizó en la Ciudad de México (2012 y 2013). Miembro activo del Consejo Curatorial del Salón ACME desde la primera edición / 2012 a la fecha.

 

Una de las características de su trabajo es la tensión entre forma y fondo, lograda a través de las cualidades ópticas de opacidad y transparencia de distintos materiales industriales y tradicionales, así como de un análisis minimalista de la estructura compositiva que le lleva a explorar y expandir su ejercicio pictórico más allá de la riqueza del plano bidimensional, integrando la tercera dimensión como un elemento constitutivo de su trabajo.

 

 

 

Tenía una línea, enteramente una línea…

Sin tener plena consciencia de ello, en algún momento comencé a realizar mis cuadros sin pigmentos y sin pintura, e incluso, prescindiendo siquiera de dibujar una sola línea. Me percaté que había más color en los reflejos de un plástico como el playo, donde la luz plateada parecía más real y los tonos y matices brillantes más intensos que los del óleo. Deje los pinceles e inventé nuevas herramientas como rodillos o marcadores intervenidos y con los cuales creé y repetí diferentes tipos de gestos aparentemente figurativos. Tenía una línea, enteramente una línea…