Héctor Jiménez
Veracruz, Veracruz 1992
Vive y trabaja en Guadalajara, Jalisco, México. Su trabajo está influenciado por la intuición, el azar y el uso de lo biográfico como mediador de experiencias, contexto y conocimiento. A través de su trabajo investiga la producción de imágenes que apelan al inconsciente, explorando diferentes medios principalmente coreografía, escritura, dibujo y escultura. Le interesa la práctica artística como herramienta para conocer lugares, personas y generar experiencias inusuales. Como parte de un interés particular en la ingeniería de la escena, el arte del performance y la coreografía ha trabajado en diferentes proyectos de teatro y danza, colaborando con la Compañía Opcional y Teatro Ojo.
Es miembro cofundador y codirector del colectivo Albino Arrogante compuesto por diez miembros, que surge de la necesidad de llevar a cabo proyectos que permitan explorar fuera de los márgenes académicos, moviéndose entre diferentes formatos, disciplinas y medios artísticos.
“Amarra los filos: ama a tu vecino[1]”
El origen de la escritura como la conocemos ahora tiene sus bases en la representación gráfica de imágenes que retratan objetos de índole icónica, la pictografía remontada al neolítico reconstruía escenas con dibujos hechos sobre piedra con objetivos de magia simpática o propiciatoria. El hombre obtenía a través de una serie de ritos «homeopáticos» el control del medio, y era a través de la representación como el artista obtenía una influencia determinante sobre aquello que se había representado.
Si la historia no miente (y lo hace), hubo un momento en que todas las palabras, dialectos e idiomas vivían prósperamente en un solo lugar. Forjados sobre la base de ese conocimiento, nosotros (nosotros, un pueblo singular) erigimos aquella infame torre en un intento de alcanzar al Dios omnipresente. Molesto por la audacia de su creación, castigó a los constructores cambiando su singularidad, reemplazando la unidad por confusión, aislándonos unos de otros con hostilidad e incomprensión.
¿Es posible llegar a las cavernas de Altamira con la mirada nueva y la frente en alto?
¿Qué secreto guarda aquel hotel de habitaciones infinitas, que incluso cuando llenas tiene capacidad para más huéspedes[2]?
[1]Paradoja del amor.
[2]Paradoja del hotel infinito de David Hilbert.